miércoles, 28 de mayo de 2008

FEDERICO GARCÍA LORCA: LA MAGIA DE UN CORAZÓN GITANO.

Si vinieran los gitanos
Harían con tu corazón
Collares y anillos blancos.
Federico García Lorca

En los albores de su juventud, un espíritu andaluz, obsesionado con la magia del dolor, del vivir y del erotismo, respiraba en el interior de un estudiante irregular de derecho de la universidad de Granada. Sin duda lo suyo eran las letras, el arte, el drama, y el escándalo. Ya desde sus dos años, Federico García Lorca, había dado prueba de su habilidad creadora. Lector insaciable de los grandes autores como: Víctor Hugo, Cervantes, Unamuno, Lope de Vega, los Hermanos Machado, y un sinfín de autores, cuyas lecturas fueron impulsadas por su madre, Vicenta Lorca, una maestra de escuela. Su progenitor, Federico García Rodríguez, un hacendado de clase modesta, quien vio nacer a su hijo en el municipio de “fuente Vaqueros”, Granada; bautizándolo con el nombre de Federico del Sagrado de Jesús García Lorca, un 5 de junio de 1898.
La vida de este autor, transita por un pabellón fascinante de facetas artísticas; incursionó también como: pianista, pintor, dramaturgo y poeta. Precisamente fue, Fernando De los Ríos, quien lo estimuló a escribir su primer artículo, sobre José Zorrilla. Al año siguiente publicó su primer libro, llamado “Impresiones y Paisajes”, y a partir de la década de 1920, surgió una sucesión de obras dramáticas, pictóricas, poéticas; entre las cuales las más recordadas “El maleficio de la mariposa”; “El libro de poemas”; “La niña que riega la albahaca”; “El príncipe preguntón”, y su famosa “Oda a Salvador Dhalí”. Trampolín que le lanzaría a producir su abanico poético más emblemático: “El Romancero Gitano”, en 1928.
García Lorca, es entonces un hombre de letras modernas, inspirado en el “gongorismo”, atraído por una ideología político – comunista y defensor de los pueblos marginados históricamente en el mundo. Su posición crítica y liberal, que le valdría el rumor de su homosexualidad, salpicarían sus grandes obras: “Bodas de sangre”, “Yerma”, “Doña Rosita la soltera”, “Poeta en Nueva York”, “La casa de Bernarda Alba” y el ya citado “Romancero Gitano”.
En este sentido, El Romancero, es pues, más que un libro de poemas populares, una divagación parabólica o una antítesis de la realidad de la España “tabuesca” y desangrada. Es una propuesta íntima que mitifica y reivindica al pueblo gitano y a todos aquellos gitanos de corazón, marginados por la sociedad.

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